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28 de junio de 2014

El cardenal Ezzati y los obispos ultramontanos


Publicado en El Mostrador el 17 de junio de 2014

Al término de la ceremonia republicana del 21 de mayo, el recién nombrado cardenal Ricardo Ezzati sorprendió al país con su estrambótica, caricaturesca comparación del aborto terapéutico con la esterilización de mascotas. El tono y el gesto con que el jefe de la Iglesia Católica chilena, originario de Italia, desafió a la Presidenta, no se veían en Chile desde 1884 y 1885, cuando se aprobaron las "leyes laicas" en medio de una explosiva contienda religiosa. En contraste con ello, la separación de la Iglesia Católica y el Estado será pactada en 1925 con guante de terciopelo entre el gobierno de Chile y el Vaticano.

Los conflictos entre obispos y gobernantes habían sido recurrentes desde los primeros días de la Colonia y se prolongaron a lo largo del siglo XIX bajo la República. Los obispos “ultramontanos” ‒que en España desafiaban al rey y sólo obedecían al Vaticano situado del otro lado de las montañas alpinas‒ encontraron campo de batalla en la América hispana. Chile no fue una excepción.

En 1601, el obispo de Santiago fray Juan Pérez de Espinoza se trabó en furibundas reyertas con el gobernador Alonso de Ribera, al que fulminó con la excomunión. La Audiencia ordenó el arresto del obispo, que huyó en mula a lo que se conoce hasta hoy como la Quebrada del Obispo. Pérez de Espinoza entró en conflicto incluso con el licenciado Melchor Calderón, que a pesar de representar en Chile a la Inquisición era menos extremista que él.

Durante todo el período colonial se sucedieron los episodios de ese tipo, relacionados con el “patronato” que la Corona de España y sus representantes en América ejercían sobre la Iglesia Católica. Tanto en España como en las colonias, los obispos ultramontanos se resistían a acatar las decisiones del rey y sus representantes respecto del nombramientos de obispos y otras cuestiones eclesiásticas. A la vez, la Iglesia Católica se veía agitada internamente por el debate teológico acerca de la guerra de la Araucanía, en que el jesuita Luis de Valdivia preconizaba la guerra defensiva y el fin de los ataques contra los poblados mapuches.
Mientras el clérigo Juan Lobos, el más famoso de los curas-soldados, se jactaba de haber atravesado con su espada a decenas de indios, algunos sacerdotes seguidores del dominico Bartolomé de las Casas se negaban a dar la extremaunción a los soldados que caían combatiendo en “guerra injusta” contra los aborígenes. El fraile Juan Barba, el más famoso de los llamados sacerdotes “encaribados”, que se iban a vivir donde los indios, combatió enarbolando un crucifijo en una mano y en la otra una lanza junto al ñidoltoqui Pelantaro, que derrotó y dio muerte en Curalaba al gobernador Martín García Óñez de Loyola durante el “butamalón” de 1598 y destruyó las siete "ciudades de arriba", fundadas por los españoles en el sur.

Tras la Independencia de Chile y contra las pretensiones del Vaticano, los nuevos gobernantes sostuvieron que el patronato y las regalías en cuanto al nombramiento de los obispos, la carrera sacerdotal e incluso el recorrido de las procesiones pasaban de España a las autoridades de la joven República, y los conflictos entre los jefes civiles y eclesiásticos no tardaron en estallar. Fiel al laicismo de los tiempos, O’Higgins prohibió sepultar a los muertos en las iglesias y, por negar que los terremotos fueran castigo divino, fray Camilo Henríquez y sus seguidores eran tildados de “apóstoles del diablo” por el fraile ultramontano Tadeo Silva.

En la Iglesia Católica de esos días se enfrentaban el obispo Rodríguez Zorrilla, partidario vehemente de que Chile siguiera siendo colonia de España, y el obispo patriota José Ignacio Cienfuegos. Más tarde, los ultramontanos se opusieron a la obligación impuesta por el ministro conservador Mariano Egaña de que los conventos de monjas crearan escuelas de primeras letras para niñas, y los de sacerdotes, para niños. Cuando un general dispuso que, al presentar armas al paso del Santísimo, la bandera de Chile sólo se inclinara reverente, en lugar de tenderse en el suelo para que la pisara el sacerdote, el vicario reaccionó con furia.

Se sucedían los conflictos, como la célebre Cuestión del Sacristán bajo la Presidencia de Manuel Montt, mandatario conservador profundamente religioso. La expulsión de la catedral metroplitana del sacristán Pedro Santelices, acusado de apedrear la cúpula del templo y beber el vino consagrado, y la sentencia de la Corte Suprema que ordenaba reincorporarlo, seguida por la inminente detención del arzobispo ultramontano Rafael Valentín Valdivieso por incumplir el fallo, enconaron el ambiente. Tras la muerte de Valdivieso, las tensiones se siguieron caldeando cuando el gobierno propuso, para sucederlo, a Francisco de Paula Taforó, quien fue rechazado en Roma por causa de irregularidad ex defectu natalium, debido a que era hijo adoptivo “bastardo” de un comerciante italiano. El delegado papal Celestino del Frate, enviado a Chile en misión apaciguadora, fue expulsado del país por el Presidente Santa María, que retiró al embajador ante la Santa Sede, el escritor Alberto Blest Gana. El conflicto siguió escalando, Santa María impulsó las llamadas leyes laicas y ardió Troya.

La Ley de Cementerios Laicos eliminaba en los cementerios del Estado y las municipalidades la verja que separaba a los católicos de los “disidentes”, especialmente protestantes de familias inglesas, ante lo cual la Arquidiócesis declaró execrado, vale decir maldito, el Cementerio General. En la más pura tradición ultramontana, el senador Carlos Walker Martínez acusó a Santa María de perseguir a los muertos, cosa que –según él– ni Calígula ni Nerón habían hecho con los cristianos que lanzaban a los leones. La ley de matrimonio civil atribuía efectos civiles únicamente al matrimonio celebrado ante el oficial del registro civil o al matrimonio consumado ante una autoridad religiosa que se hubiese inscrito en dicho registro, a lo cual los ultramontanos respondieron con una cita de Pío IX que señalaba que una ley de ese tipo “iguala el concubinato al sacramento del matrimonio”. Contra la oposición de los parlamentarios conservadores y obispos ultramontanos, la ley que creó el Registro Civil puso en manos de esta flamante institución pública la inscripción de los nacimientos, matrimonios y defunciones que antes se hacía en las parroquias. Por entonces, en respuesta a los ultramontanos, los estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile, elegantes hijos de familias acomodadas, desfilaban por la Alameda en apoyo de Santa María gritando: “¡No acepta lisonjas… ni de frailes ni de monjas!…”.

El siglo XX trajo la paz entre los pastores de Dios y los gobernantes terrenales de Chile. La separación de la Iglesia Católica –y todas las iglesias– del Estado, fue consumada sin estridencia ni conflicto en la Constitución de 1925 por el presidente Arturo Alessandri Palma, que durante su exilio en Europa había negociado en secreto con el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Gasparri. La separación convenía a ambas partes y se realizó con cirujía suave. Durante su gobierno, el presidente Pedro Aguirre Cerda, radical y masón elegido por el Frente Popular con participación de socialistas y comunistas, se entendió de maravillas con el cardenal José María Caro al impulsar las reformas que los tiempos reclamaban y potenciar la educación pública con el lema “gobernar es educar”. En los años 70, a pesar del fallido proyecto de la Escuela Nacional Unificada al que se oponía la Iglesia Católica, Salvador Allende contó con la mediación del cardenal Raúl Silva Henríquez en sus intentos de negociar con la Democracia Cristiana una salida a la crisis en que se hundía su gobierno. La acción del cardenal Silva Henríquez y una pléyade de obispos y sacerdotes en defensa de los derechos humanos bajo la dictadura es historia cercana y conocida.

Al retornar la democracia, el viraje hacia posiciones ultramontanas y su benevolencia con los sacerdotes pedófilos como Karadima han costado a la Iglesia Católica una caída abrupta de su prestigio entre la población. En el siglo XXI que va corriendo, cuando el gobierno de la Presidenta Bachelet se empeña en un paquete de reformas cuya necesidad salta a la vista, las palabras furibundas del cardenal Ezzati a la salida del Congreso Pleno y su alineamiento con la UDI resucitan los fantasmas de épocas que parecían superadas para siempre.

La senadora Allende se equivoca sobre el nacimiento de su padre


Publicado en El Mostrador el 18 de marzo de 2014

Por Eduardo Labarca


En el emotivo discurso de sabor histórico que pronunció al asumir la Presidencia del Senado, Isabel Allende se refirió al lugar de nacimiento de su padre, el Presidente Salvador Allende, con las siguientes palabras: “Hace casi 48 años, un hombre que naciera en esta hermosa ciudad de Valparaíso, asumía la Presidencia del Senado”. Lo cierto es que han transcurrido nueve años desde que en 2005 la periodista Virginia Vidal, tras indagar en el Registro Civil, hizo la sorprendente revelación pública de que Salvador Allende no había nacido en el puerto como siempre se había dicho, sino en Santiago.


En la oficina del Registro Civil de Portales he tenido en mis manos el libro polvoriento en cuya ajada página 278, con el número 1754, se encuentra registrado a mano, con la tinta y ortografía de la época, el nacimiento de “Allende Gossens, Salvador Guillermo”, nacido “a la una i media de la mañana” en “España seis quince”, de la circunscripción de Santiago. La casa natal del futuro Presidente, situada en la vereda poniente de la avenida España, fue demolida más tarde para construir un edificio de departamentos que abarca un amplio sector de la cuadra.

Después de conocerse la información del nacimiento de su padre en Santiago, la senadora Isabel Allende reconoció, en un documental de Luis Vera, que su padre “aparece nacido en Valparaíso, lo que hoy día no es claro, porque apareció un certificado inscrito en la avenida España en Santiago, a lo que la familia ha respondido que aquí lo que importa es los sentimientos, y él siempre se sintió porteño, se sentía orgulloso de ser porteño”.

En realidad Salvador Allende llegó a Valparaíso… a los 14 años. Hijo de un funcionario público itinerante, con anterioridad había vivido con sus padres desde los tres años en Tacna, la ciudad peruana ocupada por Chile, y luego en Iquique, en Santiago siete meses como estudiante del Instituto Nacional a los once años, y más tarde en Valdivia. Finalmente, su padre asumió como notario en Valparaíso y el adolescente Salvador se incorporó al Liceo de Hombres, futuro liceo Eduardo de la Barra. No hay dudas de que el muchacho fue conquistado desde el primer día por ese puerto conocido como la “Perla del Pacífico”, de donde provenía una parte de su familia paterna.

Después de estudiar medicina en Santiago, Allende regresa a Valparaíso, donde se inicia como médico, se lanza a la política y al poco tiempo es elegido diputado de la zona por el Partido Socialista. “Allende experimentaba por Valparaíso una devoción profunda… Vibraba de emoción al contemplar desde el alto de Agua Santa el espectáculo de la bahía una noche de Año Nuevo”, escribirá uno de sus colaboradores.

En los documentos de matrícula en los distintos liceos y en el acta de su matrimonio con Hortensia Bussi en Ñuñoa, cuyas copias tengo en mi poder, Salvador Allende figuró siempre como nacido en Santiago. Pero en sus actuaciones públicas omitía cuidadosamente ese dato. ¿En qué momento y circunstancias, y cómo y por qué Salvador, el santiaguino, se convirtió en el “porteño” Salvador Allende? Hay un enigma en ello.

Los simples mortales evocamos con orgullo el sitio donde nuestra madre nos trajo al mundo, trátese de un palacio o un pesebre, de una gran ciudad o de una aldea. La decisión de Salvador Allende de “olvidar” su nacimiento en Santiago y pretender incluso ante sus hijas que había visto la luz en otra parte, por mucho que se tratara de un puerto con el que desarrolló ataduras poderosas, es sumamente extraña y en ella se trasluce un aspecto recóndito de su personalidad, la combinación de voluntarismo y astucia que le permitirá revertir situaciones y cambiar el rumbo de los acontecimientos con el célebre juego de su “muñeca”. Cuando asuma la Presidencia de la República, su biografía oficial distribuida en tres idiomas consagrará definitivamente su nacimiento en Valparaíso. Así, Salvador Allende, que se sentía llamado a un destino histórico, logrará ser el amo de su nacimiento, como un día lo será de su propia muerte.

Se afirma que la Historia comienza cuando han transcurrido 30 años desde los acontecimientos, y Salvador Allende, muerto hace 40 años, es ya un personaje histórico. A quienes indagamos hoy o a quienes lo hagan en el futuro acerca de su vida y su gesta nos corresponde desenetrañar la verdad objetiva y la esencia de sus actos. Uno de ellos es la curiosa mutación de su lugar de nacimiento.

Como hija, la senadora Isabel Allende ha sido fiel a su padre al atribuirle, a sabiendas de que no es así, haber nacido en Valparaíso. Pero al hablar en su calidad de presidenta del Senado, Isabel Allende lo hizo frente al país y al mundo y para los anales de la República, por lo cual, como ciudadano y sin perjuicio de la admiración que tengo hacia su padre a quien conocí de muy cerca, me he permitido contradecirla.

Esta foto se está moviendo


Publicado en El Mostrador el 18 de febrero de 2014 


Por Eduardo Labarca
“¡Esto comienza, señores!”. Así iniciaba el relato de cada partido de fútbol un periodista que llegó a senador de la República. En ese instante los jugadores eran todavía unas estatuas posando ante las cámaras: sabían que el que se mueve no sale en la foto. Luego, en la cancha, todo devenía movimiento, empuje y creatividad según el plan de ataque, defensa y contrataque trazado por el técnico y las órdenes que éste voceaba desde el borde del campo. En el primer segundo las posibilidades infinitas estaban abiertas y el resultado –triunfo, derrota, empate, goleada– se conocería dentro de 90 minutos.

En Chile, esto comienza, señoras y señores: el 11 de marzo sonará el pitazo. Nos dijeron que el que se movía ahora no saldría en la foto, pero la propia foto se está moviendo con nombres objetados y sorpresas cada día. Cuando comience el partido el equipo tiene que estar listo y todo ha de ser iniciativa, cambio, transformación, dinamismo, ritmo, empuje, creatividad. ¿Y el resultado?

Nuestros profesores de marxismo-leninismo nos enseñaban que las revoluciones –hablaré con más modestia de “transformaciones”– se producían cuando: a) las clases dominantes no lograban seguir manteniendo el poder desde la altura; b) los de abajo no toleraban más sus deficientes condiciones de existencia; c) se registraba una poderosa multiplicación de la actividad de las masas. Esas eran las condiciones “objetivas”, pero lo decisivo era el factor “subjetivo”: la capacidad de organización y conducción, vale decir, la acción y la dirección transformadoras de la política. Esos maestros nos decían también que la estructura (la economía) determinaba la superestructura (las leyes, el Estado, la religión, la política, la cultura…) y que entre ambas podían producirse desajustes, como en el Chile de hoy, donde la política, la educación, los medios de comunicación se han quedado atrás y ha llegado la hora de una puesta al día.

Los procesos transformadores han tenido siempre un detonante visible y un mar de fondo. En Chile, el alzamiento de la marinería de 1932 partió con una protesta por el rancho, la comida infame que los marineros recibían en los buques, pero el trasfondo era el autoritarismo feudal que imperaba en nuestra marina de guerra. El detonante que nos reveló que existía un desajuste en nuestra sociedad y que se daban las condiciones a), b) y c) enumeradas, fue el movimiento estudiantil simbolizado por el jarrazo y cuyo punto álgido ha estado en las manifestaciones y tomas de los últimos dos años. Detrás del “narcicismo” (J. J. Brunner dixit) o “dogmatismo” (M. Aylwin dixit) de una Camila, un Giorgio, un Gabriel, una Karol, un Moisés, una Eloísa, una Nashla, una Melissa, un chascón Mayol… ha habido algo más, mucho más: la crisis total de la educación mercantilizada y, bajo ella, la crisis a secas de las relaciones entre los actores económicos y vastos grupos sociales del país. A sus espaldas y flancos, los estudiantes han tenido a sus padres, hermanos, tías, abuelas y a una amplia y resuelta multitud horizontal. Ahí han estado las familias enteras de los párvulos, las familias enteras de los escolares, las familias enteras de los universitarios y muchos más. En un país que ha llegado a un punto crítico que salta a la vista, la mecánica de la calle más que la ingeniería política puso en órbita a la Nueva Mayoría.

Hoy por la mañana junto al lago Chungará, Celestino Mamani, un aymará que se gana la vida cobrando 300 pesos a los turistas por el uso de un WC a 4.500 metros sobre el nivel del mar y sirviéndoles mate de coca o agüita de chachacoma para el mal de altura, me habló con orgullo de su hija que estudia “abajo” medicina, del hijo que será contador y del que se capacita para técnico agrícola, pero se lamentó de los años infinitos que él y su mujer tejedora de lana de alpaca tendrán que seguir trabajando para pagar las deudas. Más que resignación, en su voz había fuerza.

El gobierno que se marcha estuvo encabezado por un empresario que aparece entre los multimillonarios de la revista Forbes sin haber fabricado nunca ni un tornillo ni una empanada: sólo piñeriespeculación. La Hacienda bajo ese gobierno ha estado en manos de banqueros; la Educación la han dirigido los dueños de universidades; la Agricultura la han administrado los criadores de pollos; la Pesca, los empresarios pesqueros; la Minería, los magnates mineros. El medio ambiente y su conservación han estado en manos de quienes ven el territorio como un campo abierto a los depredadores de los malls y las grandes constructoras. Nuestras Relaciones Exteriores han sido manejadas por empresarios del retail preocupados ante todo por el éxito de las multitiendas y farmacias chilenas en los países limítrofes.

“Esto se acaba, señores”, exclamaba nuestro relator deportivo. Así es, pero también “esto comienza”… ¿Estará el equipo que se dispone a entrar a la cancha a la altura de la responsabilidad que exigen las transformaciones anunciadas? Se nos prometió un “Chile de todos” y muchos nos lo tomamos en serio y estamos ejerciendo y vamos a ejercer nuestro derecho no sólo a aplaudir, sino también a opinar, calificar y descalificar cuando sea inevitable. De ahí que antes siquiera del puntapié inicial, ya haya varios lesionados en ese equipo y la lista definitiva de las bajas no esté clara todavía. La foto se está moviendo. Hay mucha incógnita sobre lo que viene, pues, en el Chile de todos, esta vez no se trata de gobernar por gobernar y de pequeñas mejoras de un 2%, ni de perseguir como meta suprema sólo el orden y la gobernabilidad. El Chile de todos no aspira únicamente a ser gobernado, sino que está decidido a dar su palabra y participar.

Nadie sabe a ciencia cierta lo que va a pasar. No será fácil dirigir el país chúcaro de hoy y no existe la mujer ni el hombre que esté totalmente preparado para gobernar con cero faltas en los tiempos que vienen. Ni siquiera en las universidades de Harvard o Barcelona enseñan a dirigir las transformaciones cuando la estructura de una sociedad se resquebraja según el esquema marxista-leninista. A su carisma y su experiencia, la Presidenta tendrá que unir nuevas cualidades y talentos, aprendiendo y adaptándose velozmente sobre la marcha junto con su equipo y desarrollando la capacidad de sintonizar con la dinámica exigente del alma popular y la decisión de cambios verdaderos de ese Chile de todos. No olvidemos que los “partos de la Historia” y los “amaneceres que cantan” suelen dar paso a las trágicas noches de llanto y miedo, como sucedió en nuestro país hace 40 años. Recordemos que a menudo las victorias electorales del progresismo terminan en derrumbe: ahí están, para demostrarlo, el descenso vertical de Hollande en Francia y el alza en flecha del fascistoide Frente Nacional. Para cumplir y salir adelante, el nuevo gobierno necesitará una sintonía muy fina con los tiempos que corren.

A pesar de sus guerras internas, la Patrulla Juvenil de la derecha, convertida en Patrulla Senil, afila los cuchillos para el boicot, la venganza y la reconquista. Aspiran a volver al gobierno a consolidar la fusión del Estado con los grandes intereses financieros iniciada por Pinochet. Frente a ello, esperamos un gobierno creativo, dinámico, transparente, sincero, chévere, berraco, filete, y ahí estaremos para apoyarlo. Si nos vienen con subterfugios, saldremos a las grandes alamedas y ahí seremos caleta.

Segunda vuelta de tuerca



Sinlogismo crucino

por Eduardo Labarca




La primera fue el 14 de diciembre, se llamaba “Homenaje a Parra” y se realizaría en la Playa de las Cadenas. Fue anunciada día y medio antes de la fecha y suspendida “por fuerza mayor” (¿¿¿???) hora y media después del instante en que debía haberse iniciado. La segunda se anunció ayer, con 48 horas de antelación, para mañana sábado a partir de las 12.30 bajo un nuevo título: “Las Cruces de Parra”.

Trato de adivinar: ¿Homenaje sentido y preparado con el corazón, a la altura del poeta cuyo nombre se invoca? ¿Evento playero improvisado por alguna productora y algún promotor que se cuelgan de un nombre que suena bien y mucho?

Los nombres de las grandes mujeres y los hombres grandes suelen convertirse en marca registrada y símbolo de una localidad. Por ejemplo, Mozart. Salzburgo, la ciudad de Mozart, vive de Mozart: las bolitas de chocolate, T-shirts, estatuillas, cajas de fósforos, pañuelos de seda, paraguas y hasta las servilletas del McDonald’s local llevan la imagen de Mozart. Pero Mozart no es solo un nombre jugoso para los salzburgueses. En Salzburgo se le rinde tributo año tras año con el festival de música en el que participan  los más insignes directores, solistas, cantantes y orquestas del planeta. En Salzburgo se estrenan las obras sinfónicas y producciones operáticas que recorrerán el mundo.

¿Y en Las Cruces? Cuando todos los que revoloteamos por aquí hayamos muerto, quizás Nicanor Parra reciba en este pueblo un homenaje a su altura.
Iré a la Playa de las Cadenas a ver qué pasa y ojalá que todo salga bien. Trataré de entender en qué consiste la clasificación entre una primera división formada por los “Poetas” a secas y una segunda división de los llamados “Poetas Locales” que figura en el afiche. Por cierto, Nicanor Parra, a quien probablemente no le pidieron permiso para usar su nombre, estará  en la segunda división: la de simple Poeta Local. 




Muerte y Resurrección en Las Cruces





Sinlogismo crucino

por Eduardo Labarca 


El primer signo fueron los tres bancos cruelmente demolidos en la Playa de las Cadenas. Vino luego la luguilla, explosión de vida marina descomponiéndose sobre la arena, seguida por la agonía aleteante de la foca de 500 kg en la Caleta. De San Sebastián llegó la noticia de la tragedia: la muerte desesperada de Juan Carlos Salazar, el Tuta, seguida por el cierre de su Caja Vecina, único banco del mundo que nos atendía de lunes a domingo hasta las diez de la noche. El pingüino muerto traído y llevado por las olas, el manchón rojo de millones de langostinos recién nacidos retorciéndose en la rompiente, la muerte de don Walter, el eterno dueño del restorán La Cabaña... Esta mañana, Sandra vino a traerme un recado de  su madre. El recado era lo de menos: a los 17 años, Sandra me mostró con orgullo su vientre de muchacha embarazada. En la Playa de las Cadenas los bancos reconstruidos lucen de nuevo en gloria y majestad.     
 

La rejilla que se convirtió en red



Sinlogismo crucino


por Eduardo Labarca

Como todo el mundo sabe, el neumático trasero del lado izquierdo del auto coreano del poeta, periodista, diplomático etc. Guillermo Bown se zambulló en un hoyo sin rejilla de una calle de Las Cruces cuyo nombre no recuerdo porque vivo en ella. Pero hete que en pocos segundos, la catástrofe gatilló un concierto in crecendo de marimbas celulares y tam-tam inteligentes.

El aló a lo bomberos de El Tabo se convirtió en un aló-aló con los bomberos de Las Cruces, al que siguió un aló-aló-aló hacia seguridad ciudadana y un definitivo ¡ALÓ! ¡ALÓ! ¡ALÓ! ¡ALÓ! de vuelta de todos lados a los bomberos crucinos. A esa altura, sin sirenas ni girofaros, de múltiples direcciones avanzaban hacia el lugar del suceso los astutos, expertos y expertas, forzudos socorristas con o sin casco a demostar que en Las Cruces, sus instituciones y su I. Muni existen corazón y sentido del deber. Y en un tris el auto coreano del poeta etc. Guillermo Bown, arrastrado por una máquina interplanetaria, estaba de nuevo en cuatro ruedas sin que hubiese que lamentar desgracias personales.

¿Que había sucedido? Las redes funcionaron. Y ¿qué sucedió algunos días después, este lunes? Pues que desconocidos a quienes nadie pudo darles siquiera las gracias porque nadie alcanzó a verles el rostro colocaron en el sitio de la catástrofe una rejilla de fierros de media pulgada sobre la boca asesina de la alcantarilla para que la tragedia de Guillermo etc. y su auto coreano nunca se volviera a repetir. Las redes habían vuelto a funcionar y... aquí no ha pasado nada.

¿Quién dio el aviso al ministerio de obras públicas de la I. Muni? El autor de estas líneas quisiera imaginar que su anterior sinlogismo voló rápidamente a las alturas con la noticia... aunque lo más probable es que los bomberos o los segurosos hayan informado internamente del desastre y que sus superiores hayan entrado en acción.

Y un último detalle. En nota anterior este sinlogista comparaba a los socorristas de nuestra I. Comuna, por su eficiencia, con los de los países desarrollados. Lo de la eficiencia vale, pero con una salvedad. En los países del primer mundo, al día siguiente los bomberos mandan la factura. En Las Cruces se conforman con que les digan: “Gracias, chiquillos”.

Lo inesperado se llama Las Cruces



Sinlogismo crucino

Por Eduardo Labarca



Cuando salió de Chile con la mochila a la espalda, Guillermo Bown no imaginó que un día se encontraría con Seguridad Ciudadana y los Bomberos de Las Cruces.

En los libros de poemas que publicaba en Europa hablaba de infiernos y paraísos, pero  nunca mencionó una aventura como la que vivió este domingo  ‒¿dónde?‒  ¡en Las Cruces!

Cuado cambió la mochila por el maletín diplomático tuvo que conducir –a veces por la derecha y otras por la izquierda–  por las suaves autopistas del desarrollo y las calles de Chile pasaron al olvido.

El día en que organizó la triste repatriación diplomática de los restos de nuestro Claudio Arrau el Grande, Guillermo se decidió a seguirlo y regresó al paraíso chileno, vale decir a Las Cruces.

Heráclito decía que solo se puede esperar  lo inesperado y lo inesperado le llegó a Guillermo el domingo cuando se internó en su vehículo por una vía de Las Cruces conocida por múltiples nombres: Avenida Argentina (viva la hermandad continental); Avenida Blanca Arce (dicen que era la cuidadora del lugar); A la Vuelta de la Posta (a la izquierda por supuesto); De Nicanor Parra para el Otro Lado (donde no pasó la motoniveladora el día de Farkas); La Calle de las Monjas de la Iglesia de Piedra (noble iglesia que las monjitas ‒¡pobre patrimonio religioso!‒ están tapando con unas cabañas de plástico); La Calle de las Monjas de la Capilla Blanca (sin tapar, por suerte); La Calle de la Escalera Chica (oscura de noche y con peldaños sueltos); La Calle del Palacio Labbé (noble y grandioso); La Calle donde Vivió el Pintor Juan Francisco Gonzalez (salvada de incendios y terremotos)...

Allí mismo, el auto coreano de Guillermo Bown dio un tumbo apocalíptico y se quedó cojo. ¿Qué había sucedido? Simple, grave: una rueda trasera se hundió en un hoyo encapuchado que lleva ¡5 años cabales! sin que la Muni reponga la rejilla protectora que alguien decidió llevarse.

Por suerte existen Seguridad Ciuidadana de El Tabo y  los Bomberos de Las Cruces. A pesar de ser domingo a las 20 horas, tiempo de reposo y aperitivo, los abnegados socorristas ‒varios varones y una voluntaria uniformada‒ tardaron cinco minutos en llegar a bordo de su bomba dinosáurica. Con su conductor adentro, el auto fue sacado a tirones del aprieto. Tranquilos: el vehículo y el chofer se encuentran bie.

Las Cruces tiene calles subdesarrolladas, pero bomberos y segurosos del primer mundo.

Sinlogismos 2010

[Recuperados del disco duro] 

por Guayol


19-03-2010
A: Jerusalén es cuna de tres religiones.
B: Los jerosolimitanos viven como el perro y el gato.
P: Preferible que fuese cuna del ateísmo.

18-03-2010
A: Jerusalén es cuna de tres religiones.
B: El padre de Cristo, Alá y Jehová no caben entre esas piedras.
P: El Diablo se retuerce de la risa.

16-03-2010
A: Piñera acá
B: Piñera allá.
P: ¿Dónde está?

15-03-2010
A: Piñera con corbata azul.
B: Bachelet con vestido azul.
P: Chile color terremoto.

14-03-2010
A: El cubano Fariñas sigue en huelga de hambre.
B: Lula lo acusa de bandido.
P: Hace rato que el gordo Lula no pasa hambre.

13-03-2010
A: A los 89 años se nos fue Miguel Delibes
B: Más de 60 libros lo sobreviven.
P: Hay libros con el cuero duro.

12-03-2010
A: El cubano Fariñas dice que seguirá en huelga de hambre.
B: El gobierno de Cuba lo acusa de estar pagado por el imperialismo.
P: Fariñas se comprará un mausoleo de lujo.


Sobre el terremoto del 27 de febrero de 2010

17-03-2010
A: Se apagó la luz y no veo la botella.
B: Está temblando y la botella se quebró
P: Otra vez será, compadre.

A: Está temblando y se apagó la luz.
B: Abramos una botella.
P: No la veo.

11-03-2010
A: El terremoto nos empobreció.
B: Tenemos un presidente millonario.
P: Seamos optimistas.

10-03-2010
A: Subió el puntaje de Bachelet.
B: Subió el puntaje de Piñera.
P: Los terremotos provocan inflación.

09-03-2010
A: Terremoto en Haití y terremoto en Chile.
B: Terremoto en Turquía.
P: Ya está bueno o mejor dicho ya está malo.

08-03-2010
A: Los saqueadores arrasaron.
B: Los saqueadores devolvieron las mercaderías.
P: Los saqueadores están cesantes.

07-03-2010
A: Llegaron Hillary y Alan García.
B: Llegan Ban Ki-Moon, Evo y el príncipe.
P: Los recibimos con réplicas de bienvenida.

06-03-2010
A: Piñera empezó de cero y es multimillonario.
B: De un poroto se arma el roto.
P: Comamos porotos mientras llega la ayuda.

05-03-2010
A: 802 muertos.
B: No: 497 muertos.
P: Igual estamos tristes.

04-03-2010
A: No tenemos luz ni agua.
B: No tenemos comida.
P: Salud compadre.

03-03-2010
A: La gallina Carola cacareó a las 3:27 a.m.
B: Mi perro Tronko aulló 2 minutos antes del primer remezón.
P: La Onemi debería contratarlos.

02-03-2010
A: Antisociales y sujetos asaltan supermercados.
B: Hampones arrasan con las mercaderías.
P: Las personas están asustadas.

01-03-2010
A: La Marina dio el aviso.
B: La Onemi dio el aviso.
P: El tsunami no alcanzó a recibirlo.

28-02-2010
A: Al-Qaida ataca.
B: Las Farc y la ETA atacan.
P: Las placas tectónicas atacaron.