Por Pelantaro
Del disco duro
Archivado el 27 de julio de 2011 a las 8:07
– ¿Te acuerdas, mamá,
del 2011? ¡Un año luminoso! ¡Cambiamos el país!
– Fue un año horribilis: tu padre apareció en
DICOM por las 380 lucas de la cocina nueva. Nos atrasamos a causa de los gastos
de la enfermedad de tu abuela. Tuvimos que pagar un millón y medio.
– Eso les pasó por confiar en los piratas de La
Polar.
– Fue también el año
del terremoto.
– No, el terremoto fue
antes. ¡En 2011 estuve en huelga de
hambre! ¿Ya te olvidaste?
– Ah, sí… Tu padre y
yo teníamos terror de que te enfermaras.
– Y me llevaron comida, creían que era capaz de
traicionar a mis compañeros.
– Podías haberte muerto.
– ¿Cómo no se daban cuenta? Los jóvenes estábamos
cambiando el mundo, inundábamos las plazas de España, Egipto, Chile, cientos de
miles, millones…
– Algunos eran bien violentos.
– ¿Violentos? ¡Por favor! Ustedes nos dejaron un
país sin perspectivas para la juventud, donde los carabineros se entretenían apaleándonos:
¡esa era violencia!
– Tú no viviste la violencia de la dictadura.
Queríamos que crecieras en un ambiente de paz.
– ¿De paz? ¿Que viviera feliz con universidades galácticas para ricos y rasqueli para los pobres?
Nosotros rechazamos la paz de ustedes.
– Era mejor que nada.
– ¡Peor que nada! Yo bajé cinco kilos para
cambiar las cosas y a las personas como tú les abrimos los ojos. Tumbamos a un ministro… no me acuerdo cómo se llamaba…
– Lavín… Piñera gobernaba
con ese y otros ministro salidos de Chacarillas.
– ¿Chaca… qué?
– Chacarillas, un happening de antorchas que hizo
Pinochet con 77 jóvenes.
– Tú, dale con Allende y Pinochet… ¡prehistoria!
– ¡A Allende no me lo toques!
– ¿Por qué? Mientras denunciábamos
el negociado de la educación, ustedes se dedicaban a desenterrar sus huesos.
– Gracias a eso se supo que se había suicidado.
– ¿Y qué más da que se suicidara o se muriera de
un infarto?
– Se suicidó heroicamente cuando lo estaban
bombardeando.
– Heroicamente… Él quedó como un héroe, pero dejó a su pueblo en
las garras de los milicos.
– Trató de cambiar las cosas.
– Pero el resultado fue al revés. ¡Las cosas las
cambiamos nosotros en 2011!
– Ustedes no eran los únicos en este país.
Recuerda que ese año se salvaron los 33 mineros, con el apoyo de todos los
chilenos. Yo no dormí esos días.
– Fallaste de nuevo, mamá: eso fue el año anterior.
En 2011 los mineros demandaron al Estado, culpable de la inseguridad de esa
mina… y de todas las demás. Se cansaron de la farándula y reclamaron sus
derechos, con el apoyo de todos… los jóvenes. ¡2011 fue un año histórico!
– Fue el año de otra tragedia: las nevadas en el
sur, lo veíamos en la televisión, ¿te acuerdas?
– Y de la siniestra matanza en Noruega de ese rubio
fascista: imágenes terribles.
– Algo positivo por lo menos: mataron a Bin Laden y se casaron los príncipes William de
Inglaterra y Alberto de Mónaco.
– Lo de Bin Laden fue cototo, pero ¿a quién le
interesan tus principitos?
– Todos soñamos con príncipes y princesas.
– Hubo cosas más importantes en 2011: la pelea
contra Hydroaisén, la serie “Los
Archivos del Cardenal”.
– ¡El escándalo que se armó con esa serie!
– Eso te muestra el país retrógrado en que
vivíamos, mamá.
– Yo lloraba en cada episodio.
– Los jóvenes salvamos a Chile gracias a Twitter,
Facebook, los SMS, las redes sociales. Nos informamos on line y no dependemos
como tú del Mercurio, la Tercera y la revista Cosas. No le pedimos permiso a
nadie.
– Cada generación tiene sus valores.
– En 2011, a fin de año, el centenario de Matta,
el 11, 11, 11, sí que entusiasmó a los jóvenes. Su pintura nos interpreta.
– Porque cada generación tiene sus metas y sus
modas.
– Mi meta es sacar el título y pagar la deuda
con el banco por el costo de mi carrera. A mis hijos, tus nietos, les
tocará luchar por la educación gratuita… si se pone de moda.