por Eduardo Labarca
14 de julio de 2013
14 de julio de 2013
Edward
Snowden es objeto de feroz persecución por haber revelado el espionaje que
Estados Unidos ejerce a escala planetaria, incluso en Chile, y que viola el
derecho internacional y la privacidad de todos nosotros, usuarios de la
Internet. Snowden permanece inmovilizado en Moscú sin posibilidades de viajar a
Venezuela, Bolivia y Nicaragua, que le han ofrecido asilo, debido a que los
gobiernos europeos, que mostraron su obsecuencia hacia Estados Unidos con la
afrenta que hicieron al presidente Evo Morales, no le permiten sobrevolar sus
territorios. Pero existe otra posible
vía de salida: la del océano Pacífico, en un vuelo que podría partir desde
un aeropuerto del extremo oriental de Rusia en la parte asiática del país, con
eventuales escalas en China y algún Estado insular de Polinesia. Debido a la
distancia se necesitaría una escala cerca de Sudamérica y allí está
el aeropuerto de Mataveri en la Isla de Pascua, territorio chileno, a
2.600 kilómetro de nuestras costas, de donde Snowden podría volar
finalmente a su asilo en nuestro continente latinoamericano.
Al respecto existe un
precedente, aunque en dirección inversa. En 1968 el presidente Eduardo Frei
Montalva permitió la salida de Chile de Pombo, Urbano y Benigno, los tres
sobrevivientes de la guerrilla del Che que habían entrado al país a pie desde
Bolivia a través de la frontera. Para evitar que el avión fuera obligado a
aterrizar si sobrevolaba algún país latinoamericano donde imperaban las
dictaduras militares y la CIA había desplegados a sus agentes con la misión de
capturarlos, se decidió que los guerrilleros volaran a través del Pacífico
sobre aguas internacionales, lo que hicieron en un avión Lan acompañados por el
presidente del Senado Salvador Allende en dirección a Pascua. De allí siguieron
a Tahití, posesión francesa, donde fueron acogidos por disposición del
presidente Charles de Gaulle y desde ese lugar continuaron hasta París y de ahí
a Praga, regresando sanos y salvos a Cuba desde esa capital europea.
Tres hombres de honor con
diferentes posiciones políticas demostraron su condición de estadistas al
garantizar la salida de los guerrilleros en retirada: el presidente Frei,
democratacristiano sin afinidad alguna con el movimiento guerrillero; el
general De Gaulle, militar conservador; Allende, demócrata de izquierda
amigo del Che.
Hoy, el presidente de Chile
Sebastián Piñera, que participa activamente en las organizaciones multilaterales
de la región, tiene la posibilidad de actuar como estadista y ser digno de sus
antecesores Frei y Allende y de la tradición chilena y latinoamericana del
asilo al perseguido. Facilitar la escala en Isla de Pascua del avión de Snowden
sería un acto digno que honraría a Chile y por el cual Piñera pasaría a
la historia.