El Líder de San Antonio, 11 de junio de 2015
por
Eduardo Labarca, escritor
La declaración de Zona Típica de sus barrios Vaticano y
Quirinal y del humedal de La Hoyada convierte a Las Cruces en una localidad atractiva
y única en la provincia de San Antonio. Se conservan aquí decenas de casas particulares
y edificios de congregaciones religiosas de largo historial. El escritor
Gustavo Frías ha propuesto colocar en cada lugar una placa con el nombre del personaje
que allí vivió, como la que he puesto en mi casa indicando que aquí tuvo su
taller el pintor Juan Francisco González.
Se habla ya de organizar visitas guiadas a los sitios y
edificios de interés y caminatas o cicletadas que partan desde la Tenencia de
Carabineros y sigan el arco del barrio Quirinal a lo largo de la playa subiendo
luego al Vaticano, para culminar junto a la Estación de Biología Marina de la
Universidad Católica, en la imponente Punta del Lacho, donde los artistas del
grupo Los Diez soñaban con levantar una torre. Los hoteles, restoranes, mercados,
cabañas, artesanos, así como un futuro café y centro de eventos deberán
esmerarse al acoger a los turistas que lleguen individualmente o en grupo. Un
comerciante lanzaba la idea de poner letreros con frases poéticas en diversos
lugares y el Centro Cultural Nicanor Parra, la Biblioteca y la Agrupación
Cultural de Las Cruces se han convertido en hervideros de proyectos e
iniciativas.
Ahora el Consejo de Monumentos Nacionales debe emitir un
instructivo con los criterios que habrán de cumplir las fachadas, las
construcciones e incluso los letreros. Su aplicación contribuirá a subrayar la
fisonomía singular de Las Cruces, sin perjuicio de la variedad y las diferencias.
Incumbe a la Municipalidad de El Tabo y Las Cruces, a su
alcalde Emilio Jorquera, al Concejo Municipal, al servicio de Cultura y Turismo
la misión de estimular el debate y echar a andar planes imaginativos, conseguir
fondos y sacarle punta al desafío de la Zona Típica. El reconocimiento
patrimonial debe impulsar el desarrollo de Las Cruces para orgullo y beneficio
de todos sus habitantes, con participación de las dos juntas de vecinos, la
Cámara de Comercio, el club deportivo, los clubes de la tercera edad, las
personas de distintas actividades. Las normas que se dicten han de ser
flexibles, para que la Zona Típica no cree dificultades, sino mayores
posibilidades a los crucinos y crucinas.
En Las Cruces no existe oposición entre patrimonio y
desarrollo. Ambos van de la mano, potenciándose.