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28 de junio de 2014

La rejilla que se convirtió en red



Sinlogismo crucino


por Eduardo Labarca

Como todo el mundo sabe, el neumático trasero del lado izquierdo del auto coreano del poeta, periodista, diplomático etc. Guillermo Bown se zambulló en un hoyo sin rejilla de una calle de Las Cruces cuyo nombre no recuerdo porque vivo en ella. Pero hete que en pocos segundos, la catástrofe gatilló un concierto in crecendo de marimbas celulares y tam-tam inteligentes.

El aló a lo bomberos de El Tabo se convirtió en un aló-aló con los bomberos de Las Cruces, al que siguió un aló-aló-aló hacia seguridad ciudadana y un definitivo ¡ALÓ! ¡ALÓ! ¡ALÓ! ¡ALÓ! de vuelta de todos lados a los bomberos crucinos. A esa altura, sin sirenas ni girofaros, de múltiples direcciones avanzaban hacia el lugar del suceso los astutos, expertos y expertas, forzudos socorristas con o sin casco a demostar que en Las Cruces, sus instituciones y su I. Muni existen corazón y sentido del deber. Y en un tris el auto coreano del poeta etc. Guillermo Bown, arrastrado por una máquina interplanetaria, estaba de nuevo en cuatro ruedas sin que hubiese que lamentar desgracias personales.

¿Que había sucedido? Las redes funcionaron. Y ¿qué sucedió algunos días después, este lunes? Pues que desconocidos a quienes nadie pudo darles siquiera las gracias porque nadie alcanzó a verles el rostro colocaron en el sitio de la catástrofe una rejilla de fierros de media pulgada sobre la boca asesina de la alcantarilla para que la tragedia de Guillermo etc. y su auto coreano nunca se volviera a repetir. Las redes habían vuelto a funcionar y... aquí no ha pasado nada.

¿Quién dio el aviso al ministerio de obras públicas de la I. Muni? El autor de estas líneas quisiera imaginar que su anterior sinlogismo voló rápidamente a las alturas con la noticia... aunque lo más probable es que los bomberos o los segurosos hayan informado internamente del desastre y que sus superiores hayan entrado en acción.

Y un último detalle. En nota anterior este sinlogista comparaba a los socorristas de nuestra I. Comuna, por su eficiencia, con los de los países desarrollados. Lo de la eficiencia vale, pero con una salvedad. En los países del primer mundo, al día siguiente los bomberos mandan la factura. En Las Cruces se conforman con que les digan: “Gracias, chiquillos”.