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27 de septiembre de 2011

Varas = Varas

Por Eduardo labarca


Varas es quizás el más cervantino de los escritores chilenos. Cervantes convierte a un hidalgo insignificante en el loco magnífico de la literatura universal y lo rodea de personajes socialmente irrelevantes: Sancho, un barbero, un cura, una sirvienta, pastores, cabreros, labradoras, ladrones, alguaciles, posaderos… Muchos personajes de Varas son igualmente seres insignificantes: afuerinos, peones, locutoras anónimas, obreros gráficos, periodistas sin fama, abuelas, músicos pobres, niños… En eso es también heredero de la novela y el cuento de carácter social que conocemos en Chile a partir de Baldomero Lillo, con la diferencia de que el enfoque de Varas no es trágico, sino sobre todo irónico, incluso pícaro. El Quijote acaba muchas de sus aventuras molido a palos o pedradas, Varas prefiere dar a sus criaturas un destino amable, más próximo de los personajes de Rabelais, aunque con menos estridencia. Así, Varas, gran lector, asimila la herencia de sus antecesores pero posee lo que define a un buen escritor: voz propia. Es inconfundible. Varas es Varas.